Octógonos negros
Octógonos negros versus tecnología aplicada a la alimentación; una batalla interminable. El “ultraprocesamiento” de alimentos se cierne como una amenaza a la salud. Una polémica que en Uruguay ha atravesado su momento más álgido en los últimos meses.
Según lo informado por las autoridades, el año próximo comenzaría a regir de forma obligatoria el Decreto N°272/018 a través del cual se exige que todos aquellos alimentos envasados en ausencia del consumidor y que superen un límite determinado de grasas totales, grasas saturadas, azúcares simples y sodio, deben incluir – en la cara frontal del envase – un distintivo que alerte de tal extremo a los consumidores.
¿En qué consiste este distintivo?
Hablamos de esas figuras octogonales de fondo negro y bordes blancos que nos hemos ido acostumbrando a ver en los últimos meses en muchos alimentos envasados, conteniendo la palabra “exceso” – seguida del correspondiente nutriente – con una presencia dominante.
Dentro de los productos más “afectados” por esta nueva disposición se encuentran los “alimentos ultraprocesados”, cuya producción ha aumentado de forma significativa en los últimos años. Este grupo de alimentos se obtiene a partir de procesos tecnológicos complejos y contienen una larga lista de ingredientes y sustancias químicas, en general, incompatibles con el organismo.
¿El resultado?
Un producto alimenticio sintético, con un perfil nutricional desfavorable, que difiere de forma significativa de la materia prima de origen. A su vez, un producto muy sabroso, apetecible y adictivo, con alta densidad calórica – que contrasta con una baja capacidad para generar saciedad – y un alto aporte de grasas, azúcares y sodio. Un cocktail letal.
Numerosos estudios han demostrado que un consumo elevado de estos alimentos se asocia directamente al desarrollo de sobrepeso y obesidad en niños y adultos, siendo estos (el sobrepeso y la obesidad) – sumados al bajo consumo de frutas y verduras, sedentarismo y tabaquismo – los principales factores de riesgo de las Enfermedades No Transmisibles.
Dentro de las principales patologías que forman parte de esta familia de enfermedades se encuentran las Enfermedades Cardiovasculares, Hipertensión Arterial, Cáncer, Diabetes y Enfermedades Respiratorias. Estas patologías – según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Ministerio de Salud Pública (MSP) – representan el 70% de las muertes a nivel mundial y el 60% de las muertes en Uruguay, destacándose por su prevalencia las Enfermedades Cardiovasculares.
Con estos antecedentes, el principal objetivo del Decreto N°272/08 es claro: advertir a los consumidores sobre aquellos alimentos que cuentan con un perfil nutricional desfavorable, promoviendo un consumo responsable de los mismos y, por esta vía, disminuir la prevalencia de Enfermedades No Transmisibles.
No es ninguna novedad: estilos de vida saludables que incluyen – como eje – una dieta sana, inciden de forma positiva a corto, mediano y largo plazo en la salud de las personas.
La alimentación debe ser equilibrada, con un adecuado aporte de nutrientes: la OMS recomienda que en una ingesta promedio de 2.000 calorías diarias el consumo total de grasas no supere el 30% del total, el consumo de grasas saturadas no supere el 10%, el consumo de azúcares simples no supere el 5% del total, así como que el consumo de sal diario no supere los 5 gramos (1 cucharadita).
¿Qué implica entonces la presencia de estos octógonos?
En una amplia mayoría de casos señalan que apenas una sola porción de dichos alimentos podría acercarse o incluso superar los valores diarios recomendados que se mencionan en el párrafo anterior.
A modo de ejemplo, una lata de refresco con el octógono “alto en azúcares” contiene en promedio entre 6 y 8 cucharaditas de azúcar, cuando el límite diario de este nutriente en una dieta “normal” de 2.000 calorías es de 5 cucharaditas. En este caso y teniendo en cuenta las recomendaciones de ingesta diaria de nutrientes de la OMS, esta cantidad excede el límite máximo diario establecido, sin dejar «margen» para el consumo de otros alimentos que contengan azúcar. Otro ejemplo: apenas un puñado de papas chips, cuyo envase incluye los octógonos «alto en grasas» y «alto en sodio» contiene la mitad del consumo total diario recomendado de ambos nutrientes. Uno más: solo cuatro galletitas rellenas con octógonos de «alto en grasas«, «alto en grasas saturadas» y «alto en azúcares«, contienen la mitad del consumo de grasas totales recomendado en un día, así como un promedio 3 cucharaditas de azúcar, es decir, más de la mitad del consumo diario recomendado; y el contenido de grasas saturadas en este caso, supera el límite máximo pautado por la OMS. Y los ejemplos podrían seguir.
Eludir estos alimentos por la vía de generar instancias para cocinar puede ser una buena receta. El hábito de la comida casera acarrea beneficios como el consumo diario de variedad de alimentos frescos y naturales, permite un control férreo de la cantidad y proporción de los ingredientes utilizados y se evita también el agregado de aditivos y conservantes sintéticos. Esto contribuye a moderar la necesidad de ingerir alimentos “ultra saborizados” que suelen generar altos niveles de adicción, pudiéndose así reducir el tamaño de las porciones.
En suma, la comida casera trae beneficios sobre la salud, tanto física como emocional; ayuda a mantener un peso saludable, previene enfermedades y es un gran precursor y motivador de hábitos saludables en general.
Mini-bio: Magdalena Marzano es Licenciada en Nutrición egresada de la Universidad Católica del Uruguay. Está casada y es mamá de Justino y Almudena. Tiene una hermana melliza. Apasionada por lo viajes, su lugar en el mundo: Madrid, de allí proviene el nombre de su hija. Fué durante 10 años azafata de Pluna, actualmente vive en Montevideo y además de ser nutricionista de grandes y chicos, es la cocinera oficial de la casa!
Lic. en Nutrición Magdalena Marzano | @maguyma | @foodieforbabies